Las constelaciones familiares en formato grupal son una experiencia poderosa y transformadora. En estos encuentros, se abre un espacio seguro donde los participantes pueden observar de manera viva y en movimiento, las dinámicas ocultas de su sistema familiar. Muchas de estas dinámicas permanecen invisibles hasta que se representan en un grupo, donde comienzan a salir a la luz patrones que, en muchos casos, el consultante desconocía que existían.

Estas sesiones suelen tener una duración de 3 a 4 horas, ya que se trabaja con la mayor cantidad de temas posibles, dependiendo de lo que cada participante trae al encuentro. Cada persona que desea trabajar su tema personal lo expone brevemente y junto con el terapeuta, elige a algunos de los presentes para representar a los miembros de su familia, a él mismo o a los elementos clave de su situación.

Lo sorprendente de esta dinámica es que, sin necesidad de actuar ni inventar historias, los representantes comienzan a experimentar sensaciones, emociones o intuiciones relacionadas con el sistema del consultante. Esto sucede gracias al llamado “campo sistémico”, una especie de memoria colectiva familiar que se activa en el momento. A partir de ahí, se van desvelando vínculos, lealtades invisibles, bloqueos emocionales o cargas transgeneracionales que muchas veces permanecían ocultas.

Una de las grandes ventajas de las constelaciones grupales es que todos los participantes trabajan, estén o no en el rol de consultante. Los representantes, al ponerse en el lugar de otro, también movilizan sus propios temas personales, y los asistentes que sólo observan encuentran reflejos de su propia historia en cada caso que se trabaja. Es muy común escuchar frases como: “Yo venía sólo a mirar, y terminé encontrando una respuesta a mi problema”.

Otro aspecto importante es que este trabajo grupal permite al consultante darse cuenta de que no es el único que atraviesa por situaciones difíciles, intensas o dolorosas. Ver a otros compartir sus temas genera un sentido de comunidad y empatía profunda, donde la vergüenza y la culpa comienzan a disolverse. Es un acto de humanidad compartida.

En estos talleres, se crea un ambiente de respeto absoluto y confidencialidad, lo que garantiza que todo lo expuesto se mantenga en privado. Esto permite a cada participante abrirse con confianza, sabiendo que está en un espacio seguro y sin juicios.

Las constelaciones familiares grupales son ideales para:

• Resolver conflictos familiares o de pareja.

• Sanar duelos o pérdidas no resueltas.

• Comprender problemas de salud recurrentes o síntomas sin explicación aparente.

• Desbloquear temas laborales o económicos.

• Cortar ciclos repetitivos de dolor, fracaso o abandono.

Participar en una constelación grupal es un acto de valentía y de liberación. Mirar el sistema familiar desde una perspectiva amplia, en comunidad, permite sanar de manera profunda y colectiva. Porque cuando uno sana, también lo hace parte de su familia y de su entorno.